Es innecesario poner en
riesgo la salud y el bienestar de las personas deteniéndolas. En lugar de eso,
los Gobiernos pueden utilizar alternativas basadas en la comunidad que son más
dignas para los migrantes y más rentables para los Estados.
La detención perjudica
gravemente a casi cualquiera que la experimente. Estudios científicos sobre los
solicitantes de asilo detenidos demuestran que la detención desencadena graves
síntomas clínicos de depresiones severas, ansiedad, trastorno de estrés
postraumático e incluso autolesiones.
PDF: La detención de inmigrantes: en busca de alternativas
Durante casi una década el
personal y voluntarios del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) han verificado
dichos hallazgos en sus visitas a centros de internamiento de toda Europa, donde
entraban en contacto directo con la desesperación, la incertidumbre, el miedo y
la rabia que los detenidos suelen experimentar.1La
detención es dañina y también innecesaria porque los Gobiernos pueden resolver
los casos de migración de las personas dentro de la comunidad en vez de
exponerlas a los daños que pueden sufrir en un centro de internamiento.
Las que los Gobiernos y las
ONG suelen llamar alternativas a la detención se basan en una premisa más bien
sencilla. En vez de destinar a los migrantes a centros de internamiento, se les
alojará integrados en la comunidad con poca o ninguna restricción de
movimiento. No obstante, llevar esto a la práctica resulta más complicado. A
los Gobiernos les preocupa que los migrantes evadan la justicia si no se les
mantiene internos mientras que las ONG luchan por decidir qué alternativa a la detención
concreta defender y cómo evaluar si es adecuada o no para los migrantes. Y es
por eso que en 2011 el Servicio Jesuita a Refugiados inició un estudio en el
que se examinaban alternativas a la detención en Bélgica, Alemania y el Reino
Unido.2 Nos dispusimos a interpretar qué factores eran necesarios –
como mínimo – para garantizar que las alternativas a la detención funcionasen y
lo hicimos básicamente entrevistando a los propios migrantes.
Veinticinco migrantes fueron
entrevistados en tres países de la UE, con su propio tipo de alternativa a la
detención en cada uno de ellos.
Bélgica:
familias sin papeles y solicitantes de asilo a los que se les proporcionaba una
vivienda dentro de la comunidad y se les asignaba gestores de caso.
Alemania:
menores no acompañados que residían en hogares gestionados por la beneficencia
de la Iglesia Protestante, donde se les proporcionaba servicios globales y
acceso a asistencia jurídica.
Reino
Unido: personas cuyas solicitudes de asilo habían sido
denegadas y que, de manera regular, se presentaban ante la Agencia de Fronteras
del Reino Unido; dos de estas personas habían llevado recientemente
dispositivos de vigilancia electrónica en sus tobillos.
Ninguna de las medidas
examinadas resultaban inherentemente perjudiciales para los migrantes. Suponían
pocas restricciones para su movimiento y les permitían vivir integrados en la
comunidad con mucha mayor libertad de la que tendrían en su centro de
internamiento. Y aunque cada uno de los países que investigamos continúa llevando
a cabo detenciones a gran escala, resulta positivo que al menos existan algunas
medidas para sacar a las personas de los centros de internamiento y permitirles
vivir en un entorno abierto dentro de la comunidad.
Los mayores problemas que
observamos están relacionados con sistemas de asilo e inmigración más amplios.
Se trata de sistemas basados más en suposiciones sobre cómo se van a comportar
los migrantes que en pruebas empíricas. Éstos esperan lo peor de las personas en
vez de lo mejor. Dichos enfoques basados en la confrontación se sostienen sobre
la base de las tensiones y los agobios que genera todo el sistema. Muchos
solicitantes de asilo y migrantes han llevado vidas difíciles y experimentado sucesos
que les han causado profundos traumas físicos y psicológicos. Como
consecuencia, no están interesados en enfrentarse a nuevas adversidades. Las
alternativas a la detención que no tienen en cuenta estos factores son propensas
a flaquear o a fracasar, ya sea porque los migrantes desconfían de participar
en ellas, o porque los Estados se vuelcan muy poco con las cuestiones que más
preocupan a los migrantes.
Aun así, a raíz de nuestro
estudio podemos inferir seis características específicas que parecen importantes para el buen funcionamiento de
las alternativas a la detención que investigamos. Cada uno de estos aspectos se
basa en la idea de que no es suficiente sólo con librar a alguien de su
detención. Aunque constituye un buen primer paso, los migrantes siguen
necesitando el apoyo del Estado para garantizar que sus casos de inmigración se
resuelven de una manera eficaz, justa y en un plazo de tiempo razonable.
En primer lugar, para los
migrantes es importante disponer de acceso a una vivienda decente. Si una persona no dispone de un lugar apropiado para
vivir, difícilmente podrá centrarse y cumplir con los requisitos de su proceso
de inmigración y se arriesgará a caer en la indigencia.
En segundo lugar, las
alternativas que mejor funcionan ofrecen un apoyo global a los migrantes. A
menudo este tipo de apoyo es en forma de gestión de casos, lo que incluye diferentes
servicios que se centran en los cuidados individuales: apoyo social, asistencia
jurídica, ayuda médica, cuidado de menores si es necesario... Si los migrantes
pueden dejar de preocuparse por necesidades básicas como conseguir alimentos y
ropa, el transporte público y los cuidados sanitarios, serán más capaces de
centrarse a la hora de tomar decisiones sobre sus casos de inmigración.
En tercer lugar, los
migrantes deben disponer de información actualizada de forma regular que se les
presente de la manera más clara posible. La falta de información –o incluso el
hecho de estar mal informados– puede provocarles desconfianza y desanimar a los
migrantes a cooperar con las autoridades estatales. Informarles de manera regular
puede permitir que los resultados de los procesos sean más eficientes,
ecuánimes y rápidos y que aumenten las tasas de cumplimiento por parte de los
migrantes.
En cuatro lugar, los
Gobiernos deben garantizar que los migrantes tengan acceso a asistencia jurídica
por parte de profesionales cualificados. Este elemento tan crucial se encuentra
ausente en los centros de internamiento, por lo que una alternativa basada en
la comunidad es aún más importante.
En quinto lugar, debería
hacerse más hincapié en todos los resultados posibles. Las alternativas a la
detención que sólo se centran en el retorno tienden a tener un rendimiento
pobre en comparación con aquellas que exploran todas las maneras en las que
podría resolverse el caso de inmigración de una persona.3 Aun en el
caso de que en realidad ciertas opciones no fueran viables, como la residencia
legal, sigue siendo importante explicar concienzudamente cada una de las
posibilidades a los migrantes y explorarlas bien para poder garantizarles que
se han seguido todos los pasos. Así es como se puede crear una relación de
confianza entre los migrantes y los Gobiernos.
Por último, todos los
factores mencionados anteriormente deberían funcionar correctamente si se
pusieran a disposición de la persona desde el inicio de su caso de inmigración.
Estos pasos no deberían retrasarse más que lo indispensable. Los Gobiernos que
son francos y transparentes con los migrantes, les informan acerca de todas las
condiciones, procedimientos y oportunidades, y les ofrecen apoyo global se encontrarán
con que las tasas de cumplimiento aumentan a medida que los migrantes van confiando
en las autoridades. Intensificar el apoyo al inicio del proceso no significa
acelerar los procedimientos relacionados con la inmigración sino más bien
asegurarse de que los migrantes están bien preparados desde el principio. Las
investigaciones empíricas siguen demostrando cada vez con más fuerza que detener
a las personas les perjudica. Prácticamente cualquiera que se encuentre detenido
experimenta altos niveles de estrés y graves síntomas relacionados con la
ansiedad y depresión. Pero pese a ello los Estados continúan empleando la
detención ya que siguen convencidos de que es el mejor modo de controlar los
flujos de migración y solicitantes de asilo. Las investigaciones que tanto
nosotros como otros equipos hemos llevado a cabo demuestran que el temor del
Gobierno a que los migrantes evadan a la justicia si no son detenidos es en su mayor
parte infundado. Además, las alternativas basadas en la comunidad son mucho más
rentables económicamente que la detención. La alternativa de Bélgica no sólo
alcanza altas tasas de cumplimiento4 sino que también cuesta la mitad de dinero
por día que detener a una persona. Al ahorro en los costes hay que añadir que
resolver los casos de inmigración en la comunidad resulta mucho menos
estresante para los migrantes y los Estados que hacerlo a través de un centro
de internamiento. Y por encima de todo, las alternativas preservan la dignidad
humana, que es lo primero que los procedimientos de inmigración deberían hacer.
Philip Amaral - octubre
2013
europe.advocacy@jrs.net
Es coordinador del
servicio de Defensa y Comunicaciones del Servicio Jesuita a Refugiados de
Europa. www.jrseurope.org
1. Véase Servicio Jesuita a
Refugiados (SJR) de Europa, Becoming Vulnerable in Detention (Convertirse en
vulnerable durante la detención), 2010
http://tinyurl.com/JRS-Vulnerable-in-Detention
2. Servicio Jesuita a
Refugiados (SJR) Europa, From Deprivation to Liberty (De la privación a la
libertad), 2011
3. Véanse las evaluaciones de los proyectos pilotos en
Glasgow y Millbank, en el Reino Unido:
http://tinyurl.com/JRS-UKpilots-evaluation 4. 75-80% de cumplimiento, es decir, 20-25%
de evasión de la justicia.
PDF: La detención de inmigrantes: en busca de alternativas
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