Carlos Eduardo Naranjo Ossa, Bogotá,
mayo 19 de 2014
Uno
de los hechos políticos de los últimos años que más tergiversaciones ha tenido
es la creación del Movimiento Progresistas con Gustavo Petro a la cabeza, y su
retiro del Polo Democrático Alternativo.
Es hora de hablar un poco de ello y demostrar que la razón monda y lironda está en que el Polo no le aceptó nunca a Petro sus veleidades oportunistas con los grandes caimacanes de la política tradicional. Esas veleidades hicieron crisis con la elección de Juan Manuel Santos pero tienen antecedentes en guiños de Petro a Álvaro Uribe Vélez (Cambio, 6 de septiembre de 2007; El Espectador, febrero 2 de 2008; Vanguardia Liberal, octubre 9 de 2008), César Gaviria (Diciembre 24 de 2008, Semana, febrero 14 de 2009) Germán Vargas Lleras (El Espectador, septiembre 22 de 2009), Antanas Mokus (El Espectador, febrero 2 de 2008), Horacio Serpa (Vanguardia Liberal, octubre 13 de 2008), Sergio Fajardo (Semana, 14 de febrero de 2009 y a Álvaro Gómez Hurtado, durante muchos años antes y después de su asesinato, sin olvidar sus mensajes mediáticos a Estados Unidos y al Partido Demócrata (El Nuevo Siglo, agosto 30 de 2010; El País, de Cali, septiembre 6 de 2009; y en Notas de viaje a Washington del 4 al 10 de marzo de 2007). Sin embargo, aquí nos referiremos, en lo fundamental, a sus inclinaciones santistas que están a la orden del día y que él pretende enmascarar con toda clase de argumentaciones. La principal, no es sólo de ahora pero sí está más a la moda con la reciente decisión de los petristas, es que se debe apoyar a Santos para no permitir el nuevo arribo de Uribe. ¡Como si las diferencias entre ellos dos fueran determinantes! ¡Como si no fueran cucarachas del mismo calabazo!, como diría un campesino costeño.
Es hora de hablar un poco de ello y demostrar que la razón monda y lironda está en que el Polo no le aceptó nunca a Petro sus veleidades oportunistas con los grandes caimacanes de la política tradicional. Esas veleidades hicieron crisis con la elección de Juan Manuel Santos pero tienen antecedentes en guiños de Petro a Álvaro Uribe Vélez (Cambio, 6 de septiembre de 2007; El Espectador, febrero 2 de 2008; Vanguardia Liberal, octubre 9 de 2008), César Gaviria (Diciembre 24 de 2008, Semana, febrero 14 de 2009) Germán Vargas Lleras (El Espectador, septiembre 22 de 2009), Antanas Mokus (El Espectador, febrero 2 de 2008), Horacio Serpa (Vanguardia Liberal, octubre 13 de 2008), Sergio Fajardo (Semana, 14 de febrero de 2009 y a Álvaro Gómez Hurtado, durante muchos años antes y después de su asesinato, sin olvidar sus mensajes mediáticos a Estados Unidos y al Partido Demócrata (El Nuevo Siglo, agosto 30 de 2010; El País, de Cali, septiembre 6 de 2009; y en Notas de viaje a Washington del 4 al 10 de marzo de 2007). Sin embargo, aquí nos referiremos, en lo fundamental, a sus inclinaciones santistas que están a la orden del día y que él pretende enmascarar con toda clase de argumentaciones. La principal, no es sólo de ahora pero sí está más a la moda con la reciente decisión de los petristas, es que se debe apoyar a Santos para no permitir el nuevo arribo de Uribe. ¡Como si las diferencias entre ellos dos fueran determinantes! ¡Como si no fueran cucarachas del mismo calabazo!, como diría un campesino costeño.
En
septiembre del año 2010, pasada la campaña a la Presidencia de la República en
la que él fungió como candidato del Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro
convocó en Bogotá una reunión amplia de sus amigos políticos. En su
intervención expresó una serie de opiniones que muy bien nos sirven para
comprender su comportamiento actual alrededor de la campaña de Juan Manuel
Santos como candidato-presidente, a la cual él ha adherido a través de un grupo
de los más notorios dirigentes del Movimiento Progresistas, pasando, como es su
costumbre, por encima de los acuerdos pactados meses atrás con el Partido Verde
para conformar la Alianza Verde que finalmente, después de muchos ires y
venires, decidió lanzar la candidatura presidencial de Enrique Peñalosa.
En
dicha reunión, Petro planteó las tesis que hoy, también después de muchos ires
y venires, y de no pocas vociferaciones e insultos desde el balcón de la
Alcaldía Distrital, le sirven para justificar el apoyo a Juan Manuel Santos
(¡Al fin juntos!).
Oigamos
a Petro en su reunión de septiembre de 2010(http://www.zshare.net/audio/8026601...):
“Santos representa ese mundo industrial, yo diría que el mundo financiero. Pero
en eso hay una diferencia con Uribe, que es el representante político del
latifundismo improductivo…Lo cierto es que hay una diferencia de valoración del
mundo, de la política y de la sociedad por los industriales urbanos y los
latifundistas rurales. Esa valoración ha llevado a que los sectores que
defienden e impulsan al entonces candidato Santos hayan entendido que sus
negocios, su acumulación de capital, sus posibilidades de articulación con la
economía mundial, los TLC, por ejemplo, no se pueden desarrollar, ampliar como
ellos quisieran sin solucionar un tema que se colocó en el centro de la
política colombiana gracias a la actividad, entre otros, indudablemente, del
Polo Democrático, el tema del poder mafioso en Colombia. El que precisamente
está articulado al latifundismo improductivo, el que tiene una representación
política que se le denominó parapolítica, que tiene ejércitos privados, una
sección del poder en Colombia, el responsable directo de la masacre y los
genocidios…Estamos ante una fragmentación de esos dos sectores… Una
fragmentación que…nos da la oportunidad de aislar la extrema derecha
representativa de los sectores del latifundismo improductivo en Colombia. Nos
da la oportunidad histórica de aislar los poderes mafiosos, nos da la
oportunidad histórica de resolver, así sea parcialmente, una de las banderas o
dos de las banderas más queridas por la lucha democrática en Colombia, la
posibilidad de un proceso de democratización de la tierra a partir de una
restitución de tierras como parte de la reparación integral de las víctimas de
la violencia.
…Qué
hacemos nosotros mientras tanto…Yo conversé con Santos personalmente antes de
ser presidente posesionado, era presidente electo…Le propuse un diálogo
nacional, es decir, que la hechura de esas leyes y de esas reformas no fuese
exclusividad del gobierno ni del gobierno y Petro, sino que fuese una apertura,
una concertación en donde fuerzas diferentes políticas y sociales pudieran
entrar territorio por territorio en un proceso de concertaciones. La verdad es
que no sé si el tiempo político daría para ello, lo cierto es que el Comité Ejecutivo
(del Polo) tomó la decisión de censurar la propuesta de Petro… esa era la
realidad. Quince días después deciden censurarlas, desautorizarlas”.
Así
fue efectivamente. En el Polo creemos que Santos y Uribe, o Uribe y Santos,
aunque tienen contradicciones importantes, representan, ambos, los intereses
del gran capital financiero, nacional e internacional, de las multinacionales,
de los saqueadores de nuestros recursos naturales, de las políticas contra las
amplias mayorías nacionales. La política oficial del Polo, la política aprobada
por sus organismos e instancias de dirección partidaria (Congreso Nacional,
Dirección Nacional, Comité Ejecutivo Nacional) han sido, desde su fundación a
finales del año 2005, la oposición frontal a los gobiernos neoliberales que han
estado al frente de los destinos del país. Por eso nos opusimos a los gobiernos
de Álvaro Uribe Vélez, y a su primera y a su segunda reelección, y lo mismo
ocurrió con Santos antes y después de su triunfo en el año 2010. Valga recordar
que fueron muchas las discusiones que en el CEN del Polo tuvimos que darle a
Petro y sus amigos por sus veleidades alvaristas (hacia el gobierno de Uribe
Vélez). Pero ese es tema para otros momentos. Sigamos con los viejos coqueteos
de Petro hacia Juan Manuel.
La
primera fue hablar de estos tres temas con Santos. En una carta del 22 de junio
de 2010, Petro felicita a Juan Manuel Santos y Angelino Garzón por su victoria
electoral, y les propone “iniciar una discusión nacional sobre tres temas que
considero son neurálgicos para construir una democracia estable y pacífica en
nuestra sociedad: la tierra, el agua y las víctimas. Sin soluciones eficaces a
estos tres temas no podemos hablar de un Acuerdo Nacional”. Adicionalmente
Petro pide que por ser el candidato presidencial le concedamos la presidencia
del partido para poder sacar adelante esta propuesta.
Lo
que no dice Petro es que en los estatutos del Polo no está que el candidato
presidencial deba ser por ese solo hecho el presidente del Partido. Y,
lógicamente, con sus veleidades políticas, de mucho antes pero intensificadas
en ese momento, la mayoría del Comité Ejecutivo no le iba a entregar la
presidencia del Partido a alguien que, además, declaraba públicamente que
necesitaba la presidencia del Polo para cambiarle el rumbo político a la
organización. Nosotros, en el Polo, decimos simplemente: ¿Se puede escuchar
algo más claro? ¿Y qué partido, conociendo esas posiciones y actitudes, le
entrega su dirección a alguien así? ¿Podía el Polo dejarse resetiar de “Petro”
con sus actitudes y posiciones conciliadoras?
En
realidad nada tenía que hacer Petro en el Polo. Y cuando se le armó tremendo
alboroto estando al frente de la administración de Bogotá, buscó y buscó y
nuevamente su opción fue con Santos. Previa aprobación del destituido alcalde
Petro, los voceros de su movimiento firman con el Partido Liberal un documento
de acuerdo con un eje claramente definido: el apoyo a la reelección de Juan
Manuel Santos. Y como si fuera un capítulo de alguna célebre novela de Mario
Puzo, a las pocas horas de la firma de ese documento, el Consejo de Estado
falla a favor de Petro la aplicación de las medidas cautelares de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
¿Será
una relación duradera entre Santos y Petro? ¿Cuánto tiempo durará el sainete?
La pregunta se queda sin respuesta. Lo que sí podemos afirmar es que en las
ceremonias entre ellos no estará el Polo Democrático Alternativo.
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