Wilson Arias-Parlamento Europeo-2013- PDA-Bélgica |
Por inesperados, dos recientes
pronunciamientos me sorprendieron grandemente. Uno por boca de Clara López
apoyando en varios y principales órdenes el programa del Presidente Candidato.
Otro por cuenta de Rodrigo Londoño Echeverry, Timochenko, invitando a votar en
blanco.
De Clara creí que se mantendría en la
argumentación que presentó al Partido sobre su voto por Santos, básicamente por
la paz y para que no se instalara en
Palacio un proyecto de corte fascistoide. Menos rigurosa y profunda que Carlos
Gaviria en su entrevista, pero suficiente: mientras otros aún hoy eluden
mencionar a Santos (el nuevo innombrable), Clara se refirió con cierta
vehemencia a su candidato Presidente.
Debo reconocer sin embargo que nunca imaginé sus loas al programa de
Juan Manuel Santos en ninguno de sus aspectos y menos en el relativo al “Nuevo
desarrollo del campo”, como lo escuchamos en su polémico comercial . ¿Sabe ella
para dónde va Santos cuando habla de convertir a la altillanura en “una Zona de
Desarrollo Económico” y de las “Reglas claras en el mercado de tierras (UAF)” ?
Sobre el tema sostuve conversaciones con Clara a propósito de mis debates
parlamentarios y comentamos sobre la “nueva dinámica del mercado de tierras”
tanto en la altillanura como en el país. Puedo sostener que las opiniones de
Clara siempre fueron, en esas ocasiones, contrarias al proyecto santista en
dicha frontera agrícola constituida por tierras baldías de la nación.
De Timochenko esperaba una invitación a
votar por Santos, por varias razones. Por las numerosas referencias que un
segmento de la izquierda hace del Presidente como “moderno y reformista”,
repetidas explícitamente por Raúl Santrich y entre líneas por otros
negociadores de las Farc. Antes, dicha lectura había alimentado la ruptura del
Polo por los días en que Petro nos proponía un acuerdo con Santos sobre
tierras, agua y víctimas. Entonces intentamos abrir un debate sobre la
“caracterización” del gobierno de Juan Manuel Santos, que el sordo activismo
sofocó: Piedad Córdoba ya estaba ambientando, tempraneramente, la reelección de
Santos o aún la prórroga de su mandato desde julio de 2012 y Enrique Santos
explicaba que la iniciativa coincidía con una preocupación de las Farc sobre la
sostenibilidad del proceso de La Habana . Después conocimos que se votaría la
reelección, pero “con tapabocas”, en nombre de la paz y para cerrarle el paso
al fascismo. La teoría del mal menor. Pero Timochenko hace en su comunicación
dos afirmaciones rotundas: votar por Santos no es votar por la paz y las
diferencias de éste con Uribe han sido casi que insignificantes.
Hay una segunda razón por la que no me
esperaba la invitación de Rodrigo Londoño a que votemos en blanco. Tanto las
declaraciones conjuntas desde la Habana como las de personalidades cercanas al
diálogo defienden que hay avances significativos y que puede llegar a buen
puerto. Las duras expresiones de Londoño Echeverry sostienen lo contrario
incluso en un punto que le es tan caro a las Farc: el de las tierras. “Al igual
que su rival en la contienda electoral, Santos menosprecia cualquier reforma de
amplio contendido democrático, o que implique el menor cambio en la
inequitativa distribución de la tierra y la riqueza del país”, dice Timochenko.
Lo propio sostiene de la “intangibilidad de los sectores militaristas” y sobre
el conjunto de “las causas que han originado la confrontación del último medio
siglo en Colombia”.
No suscribo ni el entusiasmo de Clara
López en su nuevo candidato, ni las simplificaciones de Timochenko –aunque hoy
comparto su invitación al voto en blanco–, ni la lectura que del gobierno hacen
Santrich y, aún por estos días, buena parte de la izquierda.
A Clara le replico que aunque el
gobierno se propusiera en serio aquello de “quitarle la tierra a la mafia” (y
que Santos prometía por los días del acuerdo con Gustavo Petro), sus planes no
se inscriben en la idea de la democratización de su uso y propiedad. Más aún,
la financiarización de la tierra requiere con una cierta urgencia “dinamizar”
el mercado de tierras despojadas y baldías, de la mafia y de la ganadería
extensiva, de los colonos y de los campesinos ahora “asociados” en los
megaproyectos. Y en suma mediante estrategias que van desde la legalización del
despojo, la legislación y la tributación para el cambio en el uso de los
suelos, hasta la reconversión o la integración económica del terrateniente,
según sea el caso.
Pero si este enfoque del campo es el que
hoy se acepta como “Nuevo Desarrollo del Campo”, habría que recordarle a Clara
lo que un asesor espetaba al Coronel Aureliano Buendía cuando los “Abogados de
negro” del Partido Liberal le convencieron de suscribir un acuerdo sobre las
bases del régimen conservador: “-Es un contrasentido -dijo-. Si estas reformas
son buenas, quiere decir que es bueno el régimen conservador. Si con ellas logramos
ensanchar la base popular de la guerra, como dicen ustedes, quiere decir que el
régimen tiene una amplia base popular. Quiere decir, en síntesis, que durante
casi veinte años hemos estado luchando contra los sentimientos de la nación”.
Timochenko parece no haberse percatado
de que en Colombia ha ocurrido un reordenamiento en el poder, a cuyo interior
no todos los sectores de clase comportan de la misma manera. De modo que no se
trata de que los sectarismos de Uribe “lo han conducido a enfrascarse en una
riña con Juan Manuel Santos” –como en su escrito él sostiene– sino que algunos
de esos sectores han venido perdiendo peso relativo en el Bloque de Poder
incluso durante el segundo período de Uribe –el de los “choques de trenes”–,
pero además que sus contradicciones, políticamente hablando, adquirieron
niveles cualitativamente nuevos: antes con la conformación del Partido Centro
Democrático y hoy en su disputa con la Unidad Nacional por la Primera
Magistratura.
Pero ello no será estático o inmutable.
En materia de tierras, por ejemplo, parece imponerse el transaccionismo en lo
económico y el disciplinamiento en lo político. Nueva realidad que puede ser
interpretada lo mismo por Juan Manuel Santos o por Oscar Iván Zuluaga, según lo
reclamen el avance de los proyectos, las correlaciones de fuerza o las fisuras
al interior de ese Bloque de Poder. Así parecen entenderlo los grandes
acaparadores de la altillanura, incluidos Sarmiento Angulo y Santo Domingo,
aportantes por ahora de la campaña de Zuluaga. Y así lo prometen por igual
Santos y Zuluaga en esa zona: ambos contra la UAF, por el protagonismo del
sector privado y por la “asociatividad” campesina, entre otras medidas. Una
continuación de las que promovió Álvaro Uribe Vélez.
Y a Santrich quisiéramos compartirle que
la financiarización es apenas una versión de “lo moderno” pero que casi nunca
comporta contenido democrático. Que ha coexistido con las formaciones
premodernas y mafiosas, hoy distribuidas en afectos por ambas candidaturas a la
Presidencia. Tan pragmáticas como los cacaos. Volviendo a la cuestión agraria,
digamos que hay nuevos estudios y lecturas que reivindican la explotación
campesina por sobre la gran plantación y la bursatilización de la tierra: más
intensiva en mano de obra, más productiva por área, más integradora en lo
social y más afín a la soberanía alimentaria. Otra perspectiva de lo “moderno”.
Pero sobre todo, insistamos sobre lo que
dijimos hace 4 años, cuando debatíamos ya el modelo para la altillanura, el
acaparamiento de baldíos y la extranjerización de la tierra: se trata de una
imposición “global”, delineada por los organismos multilaterales de crédito con
gran detalle. En estos asuntos, como en los de la guerra y la paz, con
frecuencia aparece la égida del norte. Cosa que recuerdan, y bastante, nuestros
enconados Santos y Zuluaga. Y que tampoco deberían olvidar nuestros rebeldes
izquierdistas.
Quede claro: votaré en blanco. Que para
el suscrito y en esta oportunidad, no es un voto “neutral”. ¡Para nada!
________________________________________
iii. Ver: “Las Claves”, “Qué pasa con la izquierda en
Colombia?”, Canal Capital, 31 de julio de 2012, minuto
44:http://www.youtube.com/watch?v=-Xd1RRBe4iw
GRACIAS POR SU DIVULGACION
WILSON ARIAS CASTILLO – Representante a
la Cámara por el Valle del Cauca
Oficina 411, Nuevo edificio del Congreso
Tels: 3823404 /311 635 20 65 Bogotá,
Colombia Visita:
http://www.wilsonarias.com
Twitter: @wilsonariasc
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